14 de Junio de 2023

Muestreo inadecuado: una de las principales fuentes de datos inexactos sobre micotoxinas

El muestreo es la principal fuente de error en el análisis de aflatoxinas, y es el factor más importante para obtener resultados fiables. Un muestreo insuficiente puede dar lugar a falsos negativos y falsos positivos, y provocar elevadas repercusiones económicas y riesgos para la salud.

La importancia de seguir un plan de muestreo bien desarrollado, previo al análisis de micotoxinas en alimentos y piensos, está bien reconocida. Se acepta que, independientemente del esfuerzo que se dedique a garantizar la precisión de una prueba de micotoxinas, el resultado sólo es tan bueno como la muestra que se haya tomado. Las micotoxinas, en particular las aflatoxinas, se distribuyen de forma heterogénea en las unidades individuales de un producto. Así, un lote de maní puede tener algunos granos individuales muy contaminados, mientras que la mayoría sólo tiene una contaminación baja o no detectable. El peso total de la muestra tomada para el análisis debe ser suficientemente grande para ser representativo de un lote y debe estar compuesto por numerosas submuestras tomadas sistemáticamente.

Se ha realizado un trabajo considerable para desarrollar planes de muestreo fiables basados en estadísticas que tengan en cuenta los tamaños de las unidades individuales de un lote y el peso global del propio lote. El Reglamento (CE) nº 401/2006 (modificado en 2010 y 2014) establece métodos de muestreo con fines de control oficial. Por ejemplo, para un lote de higos secos de 15 a 30 toneladas, debe tomarse una muestra global de 30 kg compuesta por 100 submuestras. Se trata de un ejemplo extremo debido al gran tamaño (peso) de los higos secos individuales. En cambio, para un lote de 500 toneladas de cereales, sólo se necesita una muestra global de 10 kg, aunque también compuesta por 100 submuestras. 

A pesar del coste material de las muestras globales de productos de alto valor, como las especias, los frutos secos y los higos, la realización del muestreo también conlleva un importante coste de mano de obra, sobre todo si el producto ya está envasado y paletizado en un contenedor para su transporte. Una vez que se envía una muestra de 10 a 30 kg a un centro de pruebas, es necesario descomponerla en partículas de pequeño tamaño mediante molienda o picado. A continuación, la muestra debe homogeneizarse a fondo, preferiblemente mediante una técnica de suspensión, antes de tomar muestras representativas para la extracción previa al análisis de micotoxinas. No es de extrañar que estos protocolos de muestreo se ignoren con frecuencia y que se produzcan disputas sobre los niveles reales de micotoxinas. Si las dos partes que controlan la misma partida no siguen el mismo plan de muestreo, es casi inevitable que haya desacuerdos sobre si los niveles de micotoxinas están por debajo o por encima de los límites máximos reglamentarios.

En el marco del proyecto MycoKey de Horizonte 2020 de la UE se ha llevado a cabo un trabajo reciente, publicado en la revista Toxins, para encontrar estrategias de muestreo más rentables. El proyecto evaluó la aplicabilidad a escala industrial del muestreo de polvo para detectar múltiples micotoxinas en granos utilizando el deoxinivalenol (DON) como micotoxina objetivo. El polvo se genera por la abrasión de las partículas o la fricción entre los granos cuando los cereales se mueven o transfieren, y se acumula en molinos e instalaciones de almacenamiento. El polvo puede recogerse fácilmente con partículas del tamaño que se desee y, aunque existe cierta correlación entre los niveles de DON en el polvo y en los granos, aún es necesaria una mayor validación. 

Una revisión reciente en Toxins discutió el muestreo de maíz para el análisis de aflatoxinas. La revisión ha examinado críticamente los planes de muestreo reglamentarios en diferentes jurisdicciones y proporciona información importante sobre áreas descuidadas, como los métodos y el equipo necesarios para el muestreo incremental. La revisión concluye que el muestreo es la principal fuente de error en el análisis de aflatoxinas, y es el factor más importante para obtener resultados fiables. Unos procedimientos de muestreo insuficientes pueden dar lugar a falsos negativos y falsos positivos, y provocar elevadas repercusiones económicas y riesgos para la salud.

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